• Espiritualidad,  Sociedad

    TOLERANCIA Y LIBERTAD RELIGIOSA FRENTE A LAS “SECTAS”: UNA MIRADA EQUILIBRADA (7 de 7)

    La reticencia habitual hacia las llamadas “sectas” suele provenir del temor a prácticas de adoctrinamiento o captación ilícita. Un análisis profundo del tema me lleva a enfatizar que, en una democracia laica, el derecho a la libertad religiosa debe extenderse a todas las confesiones, incluidas las minoritarias y emergentes. Sin embargo, la tolerancia no es ilimitada: cualquier acción que atente contra la integridad física o psicológica de las personas debe ser investigada y, en su caso, sancionada por el Estado.

    Es fundamental adoptar una mirada equilibrada que evite tanto el alarmismo generalizado como la indiferencia ante posibles abusos. Para lograrlo, las instituciones públicas pueden promover la información y la educación, de forma que la ciudadanía pueda reconocer comportamientos que vulneren los derechos de los individuos, sin que ello desemboque en la demonización de grupos que se encuentran dentro de la legalidad y actúan con respeto hacia sus miembros y hacia terceros.

    Pero en realidad esta formación recae en todos y cada uno de nosotros. Como habrás podido apreciar, el Estado no actúa siempre en beneficio del ciudadano: los ejemplos son tan numerosos que me es imposible citarlos todos aquí. Afortunadamente, querido lector, eres un pensador crítico: te podrás equivocar, como todos, pero pones tu buena voluntad para entender cuando te están manipulando.

    En última instancia, la verdadera tolerancia exige evaluar de manera objetiva las acciones concretas de cada NMR, más que quedarse en estereotipos o en el mero prejuicio. Desde la perspectiva de la laicidad cooperativa, la clave reside en mantener un diálogo abierto con todas las comunidades, facilitando su inscripción legal y supervisando que cumplan las normativas vigentes. De esta manera, se preserva la libertad religiosa en su sentido más amplio, al tiempo que se vela por la protección de las personas frente a cualquier tipo de coacción o manipulación.

  • Sociedad

    NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS Y LAICIDAD: ¿DESAFÍO O RIQUEZA PARA LA SOCIEDAD? (6 de 7)

    La cuestión de los Nuevos Movimientos Religiosos (NMR), a menudo denominados “sectas”, cobra una relevancia especial. Estos grupos, caracterizados por su novedad doctrinal o su aparición relativamente reciente, suelen generar recelo social y preocupación acerca de sus prácticas o su potencial influencia. Sin embargo, desde la perspectiva de la laicidad como principio de neutralidad y no de exclusión, no debe negarse a estos movimientos su derecho a existir ni a manifestarse públicamente, siempre y cuando no vulneren los derechos fundamentales.

    El reto principal radica en distinguir entre aquellas agrupaciones que ejercen coerción o manipulación psicológica -y por ende amenazan la dignidad de sus miembros- y aquellas que, dentro del marco legal, simplemente ofrecen una experiencia religiosa distinta de las ya asentadas. En el marco de la laicidad cooperativa, el Estado está llamado a vigilar que toda práctica religiosa respete los valores constitucionales, pero no puede prohibir la formación de comunidades espirituales por el mero hecho de ser minoritarias o poco convencionales.

    Vista así, la presencia de NMR puede suponer un estímulo para el pluralismo religioso, propiciando debates sobre la naturaleza y los límites de la libertad de conciencia. Para que este pluralismo se convierta en auténtica riqueza social, las autoridades deben contar con criterios jurídicos claros que protejan a las personas más vulnerables de posibles abusos, a la vez que respetan el derecho legítimo de cada movimiento a expresar su cosmovisión y a convivir en la esfera pública.

    No olvidemos que el tema de la “manipulación psicológica” es muy difuminado, y que la mejor manera de protegerse frente a la manipulación es desarrollar e implementar nuestro pensamiento crítico.

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    LA INFLUENCIA DE LA SINIFICACIÓN EN LA RELIGIÓN EN CHINA

    La sinificación no se ha limitado a aspectos políticos y culturales, sino que ha tenido un profundo impacto en las religiones presentes en China. Desde el budismo hasta el cristianismo, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha implementado políticas que buscan adaptar y controlar las doctrinas religiosas para alinearlas con los intereses del estado. Esto se traduce en la reinterpretación de los textos sagrados y la eliminación de símbolos que no se ajustan a la narrativa oficial.

    El budismo, por ejemplo, ha sido transformado a lo largo de los siglos para adaptarse a las tradiciones locales chinas, mientras que el cristianismo ha visto cómo sus cruces y monumentos han sido derribados o reemplazados por simbología patriótica. Para los Nuevos Movimientos Religiosos, como el Falun Gong, la represión ha sido aún más severa, con denuncias de detenciones masivas y persecuciones sistemáticas. En este contexto, la sinificación se presenta como una herramienta de control y represión bajo el manto de la unificación nacional.