• Filosofía

    LA BATALLA CULTURAL DEL SIGLO XXI: ENFRENTANDO EL NIHILISMO Y LA ACEDIA

    La “batalla cultural” que enfrentamos en el siglo XXI es, en esencia, una lucha por el sentido mismo del Ser. A lo largo de la historia, cada siglo ha enfrentado desafíos distintos en torno a los trascendentales que la escolástica identificó como fundamentales: la Verdad, el Bien y lo Bello. El siglo XIX estuvo marcado por la lucha por el Bien, en un intento de superar los males de la explotación y la desigualdad; el siglo XX, en cambio, luchó por la Verdad en medio de regímenes totalitarios que distorsionaban la realidad. Hoy, el desafío parece ir aún más allá: enfrentamos la batalla del Ser contra el nihilismo, una visión que amenaza con despojar de sentido a la existencia humana en su totalidad. Aunque el Bien y la Verdad siguen siendo cruciales, es la propia supervivencia de la humanidad y su esperanza en el futuro lo que está en juego.

    En este contexto, el verdadero adversario se manifiesta en una antigua enfermedad espiritual, la acedia, que en el mundo medieval se entendía como una forma de desesperanza y apatía ante la vida. Hoy, esta acedia ha vuelto de manera soterrada, envolviendo a la sociedad con una sensación de vacío y desencanto que permea la cultura, la política y la vida cotidiana. La batalla cultural actual, entonces, no es solo una lucha contra ideas, sino una lucha por el sentido, por redescubrir la plenitud de la existencia humana. Este desafío requiere, por tanto, un renovado compromiso con el Bien, la Verdad y el Ser, como los pilares de una vida con propósito que permita a nuestra sociedad superar el vacío que la acedia y el nihilismo intentan imponer.

  • Filosofía

    NIETZSCHE Y LA PURIFICACIÓN DEL CRISTIANISMO

    En su crítica a la cultura burguesa, Saint-Cheron rescata la figura de Nietzsche como un aliado inesperado en la purificación del cristianismo de sus elementos burgueses. Aunque Nietzsche fue un crítico implacable de la religión, su denuncia de la hipocresía y de los intereses de poder escondidos en el cristianismo burgués puso en evidencia la necesidad de un cambio. Según Saint-Cheron, Nietzsche expuso cómo el cristiano burgués adopta una fe de conveniencia, desprovista de autenticidad. Esto abrió la puerta para una renovación espiritual en la que el cristiano es invitado a vivir su fe sin aferrarse a falsas seguridades ni privilegios.

    El desafío que plantea Nietzsche invita al cristiano a ir más allá de una religiosidad cómoda y a adentrarse en una relación genuina y transformadora con Dios. En lugar de quedarse en la “buena conducta” superficial, el cristianismo auténtico exige compromiso, búsqueda sincera y, sobre todo, valentía. Esta renovación es, para Saint-Cheron, una llamada a vivir en comunidad como “santos” que, aunque imperfectos, luchan cada día por una vida en la que la fe no sea una fachada, sino un verdadero impulso hacia la trascendencia y el amor.

  • Representatividad,  PensamientoCritico

    LA VERDADERA ESENCIA DE LA DEMOCRACIA

    La democracia, un término que a menudo se utiliza como un mantra político, ha evolucionado mucho desde sus raíces en la antigua Grecia. Hoy, la mayoría de las democracias modernas se basan en elecciones que, aunque necesarias, no garantizan la representación del pueblo. En muchos casos, los ciudadanos sienten que su voz no se escucha, lo que plantea una pregunta crucial: ¿qué significa realmente «gobernar para el pueblo»?

    Reflexionemos sobre el hecho de que la democracia debería ser más que solo ir a votar. Es un compromiso activo con la justicia y el bien común. La participación debe extenderse más allá de la mera elección de representantes; requiere una comprensión profunda de las implicaciones de nuestras decisiones y la responsabilidad de exigir que nuestros gobernantes actúen con integridad y justicia. En este sentido, la verdadera esencia de la democracia reside en el compromiso crítico y la participación activa de cada ciudadano.

  • DinamicasGlobales,  Filosofía,  Realismo

    LA VERDAD Y LA DEMOCRACIA: ¿SON COMPATIBLES?

    En las democracias occidentales actuales, la búsqueda de la verdad se ha vuelto cada vez más difícil. Walter Lippmann argumentaba que la democracia, por sí misma, no crea la verdad. En lugar de ser un método para descubrirla, la democracia es un sistema de orden político basado en el respeto por las personas y el bien común. La verdad se logra mediante una investigación libre y sincera, pero la crisis filosófica que promueve el antirrealismo ha erosionado la noción misma de verdad.

    Cómo bien señala Julio Borges, el antirrealismo en filosofía es una postura que niega o cuestiona la existencia independiente de los objetos, verdades o entidades fuera de nuestra percepción o conocimiento. A diferencia del realismo, que sostiene que el mundo tiene una existencia objetiva y sus propiedades son independientes de nuestras mentes, el antirrealismo plantea que la verdad o existencia de ciertos tipos de entidades (como objetos materiales, números, valores morales, etc.) depende de nuestras creencias, lenguajes o prácticas conceptuales.

    Hoy, la proliferación de noticias falsas, la manipulación mediática y la presión de las redes sociales dificultan aún más el discernimiento entre lo verdadero y lo falso. Vivimos en una sociedad donde parecer es más importante que ser, lo que plantea un reto profundo para las democracias: ¿cómo podemos proteger la verdad en un mundo donde la información está fragmentada y la opinión pública, fácilmente manipulada?