Los sesgos cognitivos son atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para simplificar la toma de decisiones, pero estos pueden llevarnos a cometer errores de juicio. Manipuladores expertos se aprovechan de estos sesgos para influir en nuestras decisiones sin que nos demos cuenta. Uno de los más comunes es el sesgo de confirmación, que nos lleva a buscar información que refuerce nuestras creencias preexistentes, ignorando o rechazando cualquier dato que las contradiga.
Otro sesgo importante es la heurística de disponibilidad, que ocurre cuando evaluamos la probabilidad de un evento basándonos en lo fácil que nos resulta recordar ejemplos recientes de ese evento. Por ejemplo, si los medios informan constantemente sobre crímenes violentos en una ciudad, podemos sobrestimar el peligro real de ser víctimas de uno, aunque las estadísticas indiquen lo contrario. Los manipuladores utilizan este sesgo para amplificar temores y dirigir el comportamiento de las personas.
Para evitar ser manipulados por nuestros sesgos, es necesario desarrollar un pensamiento crítico que cuestione nuestras propias creencias y la información que recibimos. Reconocer que nuestras percepciones no siempre reflejan la realidad y estar abiertos a evaluar todas las evidencias nos permite tomar decisiones más informadas y menos influenciadas por manipulaciones externas.