Durante el siglo XX, el estudio de la religión se vio enriquecido por la psicología, con herramientas propuestas por Freud, Jung o Adler, y más recientemente por escalas de medición como la PCBS (Post Critical Belief Scale).
Estas perspectivas buscan comprender la experiencia religiosa desde la mente humana, reconociendo la necesidad de articular una visión global que integre factores sociológicos, históricos y hasta económicos.
Aun así, el abandono definitivo de la religión que defendía la lógica ilustrada de Comte ha encontrado obstáculos en la realidad contemporánea. Constatamos un retorno de la espiritualidad y de expresiones místicas en contextos donde se esperaba un predominio de lo científico. Este resurgir obliga a replantear la validez de las teorías estrictamente secularizantes y abre paso a modelos más matizados, en los cuales la religión se presenta como un fenómeno complejo y cambiante.