Sociedad

NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS Y LAICIDAD: ¿DESAFÍO O RIQUEZA PARA LA SOCIEDAD? (6 de 7)

La cuestión de los Nuevos Movimientos Religiosos (NMR), a menudo denominados “sectas”, cobra una relevancia especial. Estos grupos, caracterizados por su novedad doctrinal o su aparición relativamente reciente, suelen generar recelo social y preocupación acerca de sus prácticas o su potencial influencia. Sin embargo, desde la perspectiva de la laicidad como principio de neutralidad y no de exclusión, no debe negarse a estos movimientos su derecho a existir ni a manifestarse públicamente, siempre y cuando no vulneren los derechos fundamentales.

El reto principal radica en distinguir entre aquellas agrupaciones que ejercen coerción o manipulación psicológica -y por ende amenazan la dignidad de sus miembros- y aquellas que, dentro del marco legal, simplemente ofrecen una experiencia religiosa distinta de las ya asentadas. En el marco de la laicidad cooperativa, el Estado está llamado a vigilar que toda práctica religiosa respete los valores constitucionales, pero no puede prohibir la formación de comunidades espirituales por el mero hecho de ser minoritarias o poco convencionales.

Vista así, la presencia de NMR puede suponer un estímulo para el pluralismo religioso, propiciando debates sobre la naturaleza y los límites de la libertad de conciencia. Para que este pluralismo se convierta en auténtica riqueza social, las autoridades deben contar con criterios jurídicos claros que protejan a las personas más vulnerables de posibles abusos, a la vez que respetan el derecho legítimo de cada movimiento a expresar su cosmovisión y a convivir en la esfera pública.

No olvidemos que el tema de la “manipulación psicológica” es muy difuminado, y que la mejor manera de protegerse frente a la manipulación es desarrollar e implementar nuestro pensamiento crítico.