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EL IMPACTO REAL DEL ENVENENAMIENTO DE IA EN LOS NEGOCIOS (4de5)

En el ámbito operativo, un modelo de demanda contaminado puede inducir sobre‑stock o roturas de inventario: basta alterar un pequeño subconjunto de registros para sesgar la previsión y llenar o vaciar almacenes a destiempo. Las cadenas logísticas sufren así costes ocultos en combustible, almacenaje y penalizaciones contractuales.

La esfera financiera es aún más sensible. Algoritmos de trading de alta frecuencia reaccionan a microseñales: un outlier bien colocado puede disparar ventas masivas o compras irracionales, amplificando la volatilidad e incluso provocando flash crashes que dañan la reputación de la firma y desencadenan sanciones regulatorias.

Los sistemas de recomendación tampoco se libran: ataques como BadRec insertan triggers invisibles en títulos y usuarios falsos, de modo que el modelo promociona productos trampa o desprioriza ofertas legítimas. El resultado es pérdida de confianza de los clientes y sesgos en métricas clave como clic‑through o conversión.

Por eso las empresas empiezan a tratar la integridad de datos y modelos como un pilar de governance: auditorías externas, kill switches, monitorización de salidas anómalas y un inventario riguroso de dependencias son ya prácticas tan importantes como los firewalls clásicos.