Globalización,  Sociedad

CUANDO LA GLOBALIZACIÓN FABRICA GANADORES Y PERDEDORES

Svetelj subraya la paradoja de la economía global: bajo el argumento “racional” de la eficiencia y la competitividad, el sistema produce una irracionalidad profunda—un mundo de ganadores que solo existen porque hay perdedores estructurales.

El consumo se erige en medida universal del bienestar, pero esa utopía es inalcanzable para la mayoría. Al imponer un ideal materialista, la globalización destruye tejidos culturales, agrava la desigualdad y provoca reacciones “irracionales” ­—migraciones masivas, violencias desesperadas— que el propio sistema tacha de amenazas sin reconocer su responsabilidad en el origen del problema.

Frente a este círculo vicioso, la filosofía de la interculturalidad reivindica un imperativo de salvar la vida: la de los pobres y la de la naturaleza. Sostiene que solo la justicia social y la igualdad de condiciones pueden garantizar un intercambio cultural verdaderamente libre, capaz de transformar estilos de vida, organización comunitaria y educación.

Al exponer la “irracionalidad de lo racional”, Svetelj nos recuerda que toda lógica económica sin horizonte ético termina socavando su propia viabilidad política—y, lo que es peor, nuestra humanidad compartida.