Geopolítica

TAIWÁN Y EL CORAZÓN DE LA CADENA: TSMC ENTRE LA SEQUÍA Y LA GEOPOLÍTICA (2 de 6)

En la ciudad taiwanesa de Hsinchu se fabrica prácticamente todo el silicio de 5 nm y 7 nm que impulsa nuestro mundo digital. La Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), pionera del modelo pure‑play foundry nacido en 1987, opera allí siete de sus catorce fábricas y comparte con solo dos rivales –Intel y Samsung– la capacidad de producir nodos por debajo de 10 nm ​.

Esta concentración extrema es eficiente para la industria, pero un riesgo sistémico para la economía global. Un terremoto en 1999 subió de golpe el precio de la memoria DRAM y hundió las acciones de gigantes como IBM; hoy, cualquier incidente tendría un impacto exponencial ​. A ello se suma la peor sequía en 60 años: cada oblea necesita unos 10.000 L de agua ultrapura y TSMC consume 156.000 t diarias. Con embalses al 3–5 % de capacidad en 2021, el gobierno impuso recortes del 15 % y las fabs recurrieron a camiones cisterna ​.

El agua no es el único vector de vulnerabilidad. El 90 % del equipamiento de fotolitografía ultravioleta extrema (EUV) procede de un único proveedor holandés, y la isla se encuentra en el centro del pulso geopolítico entre EE. UU. y China. No es casual que el Pentágono etiquete a los semiconductores como “infraestructura crítica” y que Washington busque relocalizar parte de la fabricación en territorio norteamericano.

Para los responsables de política industrial, la lección es clara: diversificar la capacidad y reforzar la resiliencia, sin perder de vista que cualquier estrategia debe contar –y cooperar– con un actor que hoy es irreemplazable: Taiwán.