En el debate contemporáneo, la noción de naturaleza humana está siendo cada vez más desafiada. Algunos argumentan que la naturaleza del ser humano no es universal, sino una construcción cultural sujeta a cambios. Esta postura relativista amenaza la universalidad de los derechos y deberes humanos, pues sin una naturaleza común, no puede haber valores universales.
La desnaturalización del ser humano, promovida por el pseudohumanismo libertario, reduce la dignidad del hombre a su autonomía absoluta, lo que erosiona los fundamentos mismos de los derechos humanos. Para preservar una visión coherente de la dignidad y los derechos humanos, es esencial defender la universalidad de la naturaleza humana.