El Papa Francisco ha advertido sobre los peligros del paradigma tecnocrático, subrayando que el mayor peligro no reside en la tecnología misma, sino en cómo los seres humanos la utilizan. La fragilidad humana y la inclinación al egoísmo son las verdaderas amenazas. En su encíclica Fratelli Tutti, Francisco critica la subordinación de la política a la economía y de esta a la eficiencia tecnocrática.
La Iglesia tiene un papel crucial en la defensa de la dignidad humana en medio del relativismo y el secularismo de la modernidad. Debe ser capaz de abordar estas cuestiones no solo desde una perspectiva teológica, sino también filosófica, enfrentando los prejuicios que obstaculizan su misión en un mundo cada vez más tecnocrático.