La elección racional ofrece una plataforma sólida para entender cómo los creyentes deciden unirse a determinados grupos y, al mismo tiempo, cómo las organizaciones religiosas captan y retienen seguidores. Sin embargo, no todo puede reducirse a los costes y beneficios. Factores culturales, sociales y personales, como los valores o la presión del entorno, también ejercen un papel clave en la afiliación religiosa y en la permanencia en una congregación.
De hecho, la teoría de la manipulación mental, aunque muy cuestionada en su versión extrema de “lavado de cerebro”, sigue presente en el debate cuando se estudian “sectas” que exigen un alejamiento radical del mundo exterior. ¿En qué punto la “strictness” o el control de los free riders deja paso a la coacción psicológica? El nuevo paradigma, pese a su robustez analítica, no responde por sí solo a todas estas cuestiones. Complementarlo con otras teorías sociológicas y psicológicas es esencial para abarcar la complejidad real de la experiencia religiosa.