La búsqueda espiritual no es solo un acto social o religioso, sino una experiencia profundamente personal. Viktor Frankl lo expresaba al hablar del sentido del sufrimiento: sin una reflexión personal sobre el dolor y la trascendencia, resulta difícil encontrar significado en las experiencias humanas más difíciles. Aunque las religiones organizadas ofrecen marcos para esta búsqueda, el desarrollo del “homo spiritualis” comienza en la introspección.
Este camino espiritual puede estar condicionado por factores sociales o políticos, pero es inherente al ser humano. La ciencia, con sus certezas, y la religión, con sus respuestas trascendentales, ofrecen distintas perspectivas, pero el viaje espiritual siempre parte de una reflexión interior. Comprender esta faceta es esencial para el desarrollo pleno del individuo y su relación con el mundo.