Prevenir el politicidio requiere una comprensión profunda de las dinámicas subyacentes que lo generan.
Es necesario identificar y abordar las amenazas percibidas antes de que se conviertan en narrativas justificativas de la violencia. Para ello, es importante un análisis libre de sesgos i de ideologías.
Un método podría ser el control de la propaganda, que contempla también la posibilidad de restringir el acceso a plataformas que promuevan el odio y la desinformación. Sin embargo, este método puede ser utilizado también con fines opuestos, considerando que el politicidio es la violencia del grupo más fuerte contra el más débil, y en muchas ocasiones se ejerce desde una posición teóricamente legitimada por las urnas.
El apoyo internacional en contra de los brotes de politicidio es otro recurso, si bien limitado: hay que movilizar recursos y apoyo diplomático para evitar que los conflictos escalen a politicidios.
Es necesario mantener un enfoque multidimensional que combine sanciones económicas, intervenciones militares y esfuerzos diplomáticos. Sin embargo, estas medidas son costosas y difíciles de implementar, especialmente una vez que el asesinato masivo ha comenzado. Y su implementación a priori bien puede ser considerada una injerencia en asuntos de estados soberanos.