El control del espacio no solo implica garantizar el acceso y la operación segura, sino también la capacidad de negar su uso a actores hostiles. Este “control del espectro completo” requiere vigilancia constante, protección de satélites y la capacidad de defensa activa y ofensiva. Sin embargo, intentar lograr un dominio total podría desestabilizar la seguridad global y desencadenar una carrera armamentista.
La complejidad del entorno espacial, combinado con la proliferación de satélites comerciales, resalta la necesidad de cooperación internacional. Establecer códigos de conducta y marcos legales podría prevenir conflictos y garantizar un uso sostenible y pacífico del espacio exterior.