Aunque el Imperio Carolingio desapareció hace siglos, su legado sigue vivo en las instituciones y estructuras que conforman la Europa moderna. Carlomagno, al unificar Europa central y occidental, estableció un modelo de cooperación entre los territorios que, de muchas maneras, prefiguró lo que hoy conocemos como la Unión Europea. A través de su enfoque en la unidad política, cultural y religiosa, el Imperio Carolingio contribuyó a forjar una identidad europea común.
Hoy, cuando reflexionamos sobre los desafíos de la integración europea, es útil recordar el impacto de Carlomagno y su imperio. La creación de una lengua común, la preservación del saber clásico y la protección de las fronteras son todas lecciones que Europa ha vuelto a retomar en su esfuerzo por consolidar una unión estable y próspera.