Benedicto XVI explica con claridad que el diálogo de Dios con los hombres tiene lugar a través de éstos entre sí. Por lo tanto la idea de una relación exclusiva entre Dios y cada una de las persona es, como mínimo, incompleta.
La religión no existe en el modo individual del místico, sino exclusivamente en la comunidad de los que anuncian y se escuchan. Estos dos diálogos (el hombre con Dios y los hombres entre sí) se complementan y condicionan recíprocamente. Por eso el Mandatum Novum tiene dos vertientes: ama a Dios y ama a tu próximo.