Uno de los conceptos más influyentes que emergieron de la filosofía medieval es la idea de la ley natural, desarrollada por Santo Tomás de Aquino. Según esta visión, el universo está regido por un orden moral inherente, y las leyes humanas deben alinearse con este orden si pretenden ser justas. La ley natural establece que existe una verdad universal sobre el bien y el mal, y que los sistemas legales deben vibrar al unísono con esta verdad para ser legítimos.
Esta idea tuvo una profunda influencia en la formación de la ética cristiana y, más adelante, en el desarrollo de la filosofía política occidental. Incluso hoy, cuando discutimos temas como los derechos humanos o la justicia social, el eco de la ley natural se escucha en los argumentos a favor de los derechos inalienables y la dignidad humana.