Política,  Sociedad

LA COHERENCIA COMO BASE DE LA ACCIÓN POLÍTICA

La coherencia es mucho más que una virtud personal: es el pilar que sostiene cualquier proyecto político que aspire a ser significativo y ético. Sin ella, las palabras quedan vacías y los ideales, aunque elevados, se convierten en meras ilusiones. Los principios deben ser el motor que impulse la acción, no simples adornos en el discurso. Al igual que un río fluye naturalmente hacia su destino, los ideales deben ser llevados al mundo mediante comportamientos que reflejen esos valores. Construir barreras contra esa corriente -es decir, actuar en contradicción con los ideales- no solo frena el progreso, sino que también desnaturaliza nuestra misión como agentes de cambio.

En la esfera pública, la falta de coherencia genera desconfianza, alimenta el cinismo y paraliza la transformación social. Por ello, la política requiere más que buenas intenciones: exige líderes que no solo propongan valores, sino que los vivan en cada decisión. Este compromiso con la coherencia no es solo una responsabilidad de los gobernantes; también recae en los ciudadanos, quienes deben exigir autenticidad y transparencia. Es hora de derribar las presas del conformismo y la hipocresía para permitir que los ideales fluyan y transformen nuestra sociedad.

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