El pensamiento crítico es un término que se menciona con frecuencia, pero ¿realmente sabemos si lo estamos aplicando? Pensar críticamente no significa simplemente tener opiniones fuertes o saber argumentar; implica razonar con profundidad, buscar la verdad con apertura y estar dispuesto a cambiar de postura si la evidencia lo justifica.
Un buen pensador crítico se caracteriza por su curiosidad, su capacidad de evaluar la información con objetividad y su disposición a considerar diferentes perspectivas antes de llegar a una conclusión. Además, no se deja llevar por prejuicios ni por argumentos emocionales sin fundamento. Evalúa fuentes, analiza los supuestos de cada afirmación y toma decisiones informadas.
Cultivar el pensamiento crítico requiere práctica constante. Preguntarnos qué evidencia respalda una afirmación, analizar nuestras propias creencias y dialogar con quienes piensan distinto son ejercicios esenciales. En un mundo saturado de información, aprender a pensar con claridad y rigor es más necesario que nunca.