La libertad de circulación en Europa facilita las actividades del crimen organizado, que aprovecha las fronteras permeables para moverse rápidamente entre jurisdicciones. Según Europol, estos grupos se centran en actividades como el fraude informático, el blanqueo de capitales y la trata de personas, aprovechando además las oportunidades que ofrecen la crisis económica y la tecnología.
España, debido a su posición geopolítica, es un punto estratégico para el tráfico y la distribución de bienes ilícitos. Frente a esta amenaza, se requiere no solo cooperación policial y judicial dentro de Europa, sino también con países de otros continentes, dado el carácter transnacional de estas organizaciones.